Cómo planificar una red WiFi en una gran superficie
A la hora de planificar una red WiFi en una gran superficie es importante tener en cuenta aspectos como la densidad de usuarios, la compatibilidad o las medidas de protección
El mundo físico y el mundo digital están cada vez más entrelazados. Una conexión que precisa de un vínculo imprescindible: el WiFi. Esta tecnología no solo está presente en los hogares y oficinas. En la actualidad, es habitual encontrarla en hoteles, museos, centros comerciales, estadios, aeropuertos, estaciones o, incluso, parques de atracciones. Pero este despliegue masivo plantea una incógnita: ¿cómo planificar una red WiFi en una gran superficie?
En espacios tan inmensos donde confluye una cantidad tan grande de personas, el rendimiento y el alcance de la señal deben ser excelentes. La misma red tiene que dar servicio a cientos o miles de dispositivos, y todos los usuarios esperan que la conexión sea rápida y fluida. Esto, evidentemente, no siempre es una tarea sencilla.
En las viviendas, el simple hecho de trasladarse a otra habitación puede originar una reducción notable de la intensidad del WiFi. Por esta razón, planificar una red WiFi en una gran superficie es una labor crítica que debe llevarse a cabo con especial cuidado. Esta planificación debe tener en cuenta multitud de factores para que la experiencia de usuario sea satisfactoria y se cumplan las expectativas de los internautas, evitando las caídas de conexión o los puntos muertos a lo largo de todo el perímetro.
4 desafíos al planificar una red WiFi en una gran superficie
Los espacios de grandes dimensiones conllevan grandes retos. Por eso, a la hora de planificar una red WiFi en una gran superficie resulta crucial tener en cuenta cuatro aspectos.
Para comenzar, hay que considerar las características de la zona. Por ejemplo, si es completamente cubierta o posee espacios abiertos, como un aparcamiento. Y, en caso afirmativo, si se desea que la señal alcance esas áreas. Si la superficie es muy extensa, habrá que distribuir un gran número de puntos de acceso a lo largo y ancho para asegurar una buena cobertura en todos los rincones. Del reparto inteligente de estos dispositivos va a depender, en gran medida, la calidad de la conexión.
A continuación, es el momento de prever la densidad de usuarios. Por regla general, estos espacios suelen estar muy concurridos, lo que implica la coexistencia de infinidad de dispositivos. Y la red debe estar preparada para soportar esta demanda. Esta fase de capacity planning determina, además de la cantidad de puntos de acceso, el estándar y el ancho de banda que proporcionan.
En tercer lugar, es preciso comprobar los materiales empleados. En las grandes superficies es usual que haya diversas instalaciones con metales, uno de los peores enemigos del WiFi. De ahí la importancia de intentar evitar colocar los puntos de acceso próximos a armarios metálicos o conductos de aire. Materiales como el pladur, el hormigón o el ladrillo también repercuten muy negativamente en la fuerza de la señal, mientras que la influencia del cristal y la madera no es tan considerable.
Por último, para planificar una red WiFi en una gran superficie de forma exitosa hay que garantizar la compatibilidad. Probablemente, la diversidad de dispositivos que se van a conectar va a ser descomunal. Por esta razón, para mejorar el rendimiento global de la red es indispensable fijarse en los estándares elegidos y tratar de maximizar la compatibilidad con el mayor volumen posible de equipos.
Una infraestructura abierta al cambio
Un solo router, evidentemente, no es suficiente para cubrir de modo satisfactorio el espacio y dotar de conexión a todos los rincones. Por eso, como vimos anteriormente, para planificar una red WiFi en una gran superficie resulta fundamental realizar un buen planning, seleccionando adecuadamente los distintos puntos de acceso y antenas.
La distribución estratégica es determinante para lograr una buena cobertura. Pero esta tarea no tiene un punto final. Con el paso del tiempo, es frecuente que aumente el número de usuarios que circulan por la instalación. Asimismo, no es extraño que se vayan construyendo nuevos edificios o se incorporen nuevas dependencias que, naturalmente, también van a necesitar conexión WiFi.
Por otra parte, la instalación también debe estar preparada para actualizarse conforme van aterrizando los nuevos estándares, que incluyen mejoras en las funcionalidades, corrigen posibles errores y aseguran la disponibilidad y la eficiencia. Todo ello, sin interrumpir el servicio.
Estos cambios continuos pueden afectar a la señal. Por consiguiente, se debería monitorear constantemente la calidad y el alcance de la cobertura WiFi con herramientas profesionales como Acrylic WiFi Heatmaps y, en caso de que sea necesario, reordenar la instalación. Garantizando siempre, eso sí, su escalabilidad. Y dejando la puerta abierta a la introducción de nuevos puntos de acceso.
Cómo reforzar la seguridad y mitigar las amenazas
Ninguna red está completamente a salvo de sufrir un ciberataque. Por este motivo, al planificar una red WiFi en una gran superficie es vital hacer especial hincapié en una cuestión tan crítica como la seguridad.
Conforme se incrementan las dimensiones de la red también se eleva el riesgo de sufrir accesos no autorizados y de ser víctima de un ataque. No solo porque aumenta el total de usuarios conectados, o porque la superficie para acceder es mayor, o porque el presupuesto que se tiene que destinar es más sustancial.
El ascenso del riesgo también se debe a las dificultades que entraña mantener una infraestructura de gran tamaño y que, en ocasiones, suele involucrar la relajación de las medidas de seguridad o el uso de protocolos o dispositivos anticuados e inseguros. Para hacer frente a las amenazas hay que revisar todas las medidas de protección actuales, buscando puntos débiles o brechas de seguridad para resolveros cuanto antes.
Existen, además, diferentes medidas que refuerzan el muro de protección, como segmentar la red en pequeñas subredes de menor tamaño, robustecer los protocolos de autenticación, implantar sistemas de detección y prevención de intrusos, gestionar las vulnerabilidades, intensificar la monitorización o capacitar y concienciar a los empleados acerca de los riesgos más comunes y buenas prácticas digitales.
Por otro lado, es conveniente contratar servicios de pentesting (que simulan ataques a la infraestructura o el sistema para detectar posibles brechas y adelantarse a los atacantes), de red teaming (que simulan ataques a la organización para infiltrarse y poner a prueba sus protocolos de ciberseguridad) o de threat hunting (que exploran las redes para detectar amenazas en tiempo real antes de que puedan suponer una amenaza para la organización).
Un conjunto de servicios de alto nivel que contribuye a redoblar la protección y a optimizar una labor tan decisiva como planificar una red WiFi en una gran superficie.